miércoles, 13 de junio de 2012

OTÓÑAME



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Otóñame,
con tus luces de ventana,
con tu teoría de las cuerdas,
con tu respiración holotrópica,
haciéndome nudos
en las gargantas
en los intestinos
con los dedos.

Estoy aceptando de buena gana mi condena
desnuda y enjaulada,
estoy aceptando resignada
mi suerte a no tenerte
porque hueles a dolor delicioso
porque tus ojos de hoja con aire de otoño… (ah… tus ojos… )
tus ojos de niño me han hecho perder la inocencia
entre sueños con los ojos abiertos,
porque tus ojos de niño casi transparente, tu boca lisa y tu nariz de puntillas
me han hecho caer en los mismos hoyos
en los que caí cuando aprendí a caminar de año y dientes de leche.

Tus palabras sueltas,
tus besos de chocolate blanco,
tu goce con la culpa, con mis sentimientos más de tierra,
me han enseñado en una tarde
que  vivir es aprender a sentir(se).

Tengo miedo de tu especialidad,
de tu sonrisa que convence caseros,
de tu cara de inocencia entre big bangs
e hilos paralelos
que me pintan dioses de sol teñido,
entre palomos hinchados apareándose,
sé que lo que queríamos ese lunes fue convencernos
de que soy un espejismo,
un perro con esquizofrenia,
con la sola manía de dejar que los cuerpos encajen.

(November rain 2011)

domingo, 10 de junio de 2012

Trocitos

"Cuando empezaron a desaparecer
hace tres, cinco, siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia 
lo que quedaba atrás/ ese andamiaje
de brazos cielo y humo.

Cuando empezaron a desaparecer 
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de las cosas que querían

Están en algún sitio/nube o tumba
están en algún sitio/ estoy seguro."
("Desaparecidos" de Mario Benedetti)

Por nosotros, desaparecidos, soy de luto siempre.
Estoy de ríos hondos, 
de cristos profundos,
de carnes en completo estado de vacuidad.

Estoy, pues, convencida
del terror que llevamos en nuestras uñas.

Cada día me soy más culpable, 
como si cargara yunquecitos 
en el corazón 
en los lacrimales 
en mis precipitaciones nocturnas.

Quiero que una cámara no nos robe el alma.

¿Cuánta carga puede llevar una foto carné
y cuán inmunes pueden estar los hombres
para verla y no mirarla?

Quiero dejar mis lagunas negras para otro mesías
uno sin sangre,
sin últimas palabras
y sin rostro,
uno que sea lluvia y humo,
que esté formado por los trocitos de cosas que querían.